miércoles, mayo 23, 2007

Vecina

Ese día llegué algo tarde de mi trabajo, todo se había complicado y no pudimos terminar a tiempo, cuando regresé a mi casa vi por una calle a una de esas chicas que uno desearía tener para sí, parecen algo imposible cuando uno las observa dentro de una televisión me dije, esperé un momento que me pareció muy largo y seguí caminando, esa tarde quise caminar hasta mi departamento, no llevé el automóvil ni tampoco quise tomar un taxi, deseaba caminar, sólo caminar, caminar solo, sin rumbo fijo por las calles que me conducirían a mi destino.

Imaginaba a aquella mujer que salió en la pantalla del centro comercial y no creía que existiese mujer más hermosa que ella, con imaginarla sentía una ansiedad que me recorría todo el cuerpo, era como si hiciera rechinar estambre con los dientes, esa misma sensación invadía mi cuerpo.

A paso más lento subí la escalera que conduce a mi puerta, los barrotes me sorprendieron esta ocasión, creía que cuando salí, en la mañana eran blancos y ahora parecían ser rojos. Al principio me pareció algo banal, me topé con la dueña del edificio, me informó que su hija Mireya había venido a visitarla de la capital, tenía tiempo libre y quería estar con su madre antes de comenzar a trabajar nuevamente, la señora era muy amable y hacía unas galletas que serían la competencia para cualquier repostería. Platiqué un rato con ella y me dijo que con gusto me la presentaría si es que la encontraba, cerca del mediodía había salido de la casa con un galón de pintura roja y no había regresado, me preguntó si había visto algo inusual en el edificio, le dije que sólo el barandal de frente a mi puerta había cambiado de color pero que se veía bien, le hacía falta un cambio, ya el color blanco era casi grisáceo de tanto smog que pasaba por ahí.

- Señora y qué edad tiene su hija, le pregunté.
- Va a cumplir 22 años, y a la muy descarada le gusta enseñar el hilo de sus calzones.

Esa aclaración no me parecía necesaria, pero bueno, nunca está de más algo de información extra; así, si la veía, la reconocería de inmediato.

- Y ¿va a estar mucho tiempo su hija por acá?
- Sólo lo necesario, dice que se quiere conseguir un novio o seguir en su trabajo. Yo le digo que regrese a la escuela pero ésta muchachita no entiende, no me quiere hacer caso y no se da cuenta que la belleza algún día se termina.
- Pues sí, señora, pero así son las mujeres jóvenes.
- Bueno Javier, un gusto haber platicado contigo, espero encontrar a mi hija para poder presentártela, es muy bella, lo único que te pido es que no te vayas a enamorar de ella ni hacer que ella se enamore de ti. No quiero tener problemas contigo, quiero mantener la relación como se ha mantenido hasta ahora.
- Pierda cuidado señora, a pesar de que llevo poco tiempo en su edificio usted sabe que no soy el tipo que abusaría de una chica.

Nos despedimos y me dirigí hacia mi departamento, nuevamente no pude dejar de observar los barandales y ahora, me sorprendía el hecho de que estuviera entreabierta la puerta, recuerdo haber escuchado un ruido cuando platicaba con doña Martha y escuché rechinar una puerta. Sigilosamente entré a la sala y al darme cuenta de lo que ahí había no lo podía creer, era la chica que había visto en el aparador, ella, la intocable, la que estaba dentro de la pantalla, la inalcanzable, de pronto no supe que decir y sólo la observé con una cara que no sabría describir ahora.

Para que tengan una idea les muestro una foto de ella, la tomé varios días después, le pedí que se colocara del mismo modo que la había encontrado la primera ocasión y así lo hizo.

Esa es ella, recuerdos a su madre cuando me dijo que enseñaba el hilo de sus calzones, ahora que la veía más bien me pareció que enseñaba sus calzones de hilo, muy delgada, pero no hasta la exageración, buen cuerpo y una hermosa sonrisa.
Entré por completo, volví en mí y ella volteó como si nada pasara y me dijo: ¿qué, acaso no era esto lo que deseabas? Casi sin poder respirar admití con la cabeza. Pues ven, me dijo, y tómame como nuca has tomado a mujer alguna.

Lentamente me fui acercando, rodee su cintura con mis manos, la cargué del sillón de la sala y la llevé hasta que estuvimos pegados a la pared, mi mano por detrás de su espalda alcanzó el cerrojo de la puesta y lo eché sin pensarlo. Era mi oportunidad, debía actuar con parsimonia y no echar todo a perder.

- Antes de que continúes, me dijo, quiero hacerte una pregunta.
- La que sea, le dije.
- Sabes ¿Cuál es la mitad de uno?
- El ombligo, respondí sin pensarlo.

Ella se soltó a reír y me dijo: Por eso vine, porque sabía que tenías sentido del humos, estuve viendo tus libros y sé que tendremos mucho de qué platicar, eres un hombre inteligente y no sé por qué mi madre piensa que eres marica. Por eso te dijo que no quería que te acercaras a mí, porque piensa que tienes tu pareja y por vergüenza no lo traes a la casa.

Todo lo que ella me dijo me sorprendió. Estaba excitado pero no quería que ella se sintiera acosada.

- Te voy a hacer una pregunta, y si me la respondes bien, seré tu novia, mientras tanto no me puedes hacer nada, ni tocar, ni besar ni hablar siquiera, hasta que tengas la respuesta, tienes tres días, si al cabo de ese plazo no la tienes, será la última vez que me veas.

Ese comentario me aterrorizó, pensé que me sucedió lo que a Pepe de García Ponce en Pasado presente, que desperdició su oportunidad de estar con una chica porque no hizo el intento a tiempo. Y si me pasa como a él, no, tengo una oportunidad.

- Si vas navegando por el mar y te encuentras una pequeña isla enmedio de dos caminos (el de la verdad y de la mentira) y un habitante de esa isla, tú no sabes si esa persona es habitante de la isla de la verdad o de la mentira, puedes hacerle una sola pregunta para saber qué dirección debes tomar, desde ahí se ven las dos islas, pero una vez llegando a una, si no es la correcta no hay salida, ¿qué le preguntarías a este tipo? ¿cuál sería la pregunta que deberías hacerle para poder llegar a donde quieres?. Te veo en el periodo de tiempo acordado, ya lo sabes, si tienes la respuesta aquí estaré, frente a tu puerta a esta misma hora, son las 20:00 horas, esperaré cinco minutos, si no tienes la respuesta no te molestes en abrir, entenderé y me iré para siempre de tu vida. Me gustas demasiado, desde hace mucho tiempo y es por eso que te estoy ofreciendo esta oportunidad, sé que yo también te agrado, pude darme cuenta cuando me observabas en ese monitos, estabas como abstraído mirándome que ni siquiera te diste cuenta que estaba a tus espaldas escuchando lo que decías, por eso me tienes aquí.

Se marchó y ahora sólo me quedan un par de minutos antes de que sea el plazo acordado, tengo la respuesta y ella será mi novia.

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