lunes, mayo 21, 2007

Tren

Esa tarde fui a comprar mi boleto, acudí como todas las personas, llegando al andén me pidieron esperara un momento para abordar. El tren llegó, subí y a tientas busqué mi asiento, mi bastón, al igual que mi perro lazarillo los coloqué en el asiento del otro lado. Me informaron que el tiempo que iba a tardar eran 14 horas en el tramo Zacatecas-México, conté el tiempo desde el momento en que me desperté, y ya casi eran las hora indicadas. cerca de las 14 horas con 15 minutos se detuvo el tren, el mauinista gritó el destino en el que estábamos, no escuché bien a causa de mi sordera pero el tiempo coincidía con el que marcaba el boleto. Bajé como pude, ayudado por una mujer, me imagino que ha de ver sido fea (las mujeres bonitas muy raras veces ayudan a los ciegos) pero muy amable, buen binomio, le agradecí y caminé un par de escalones, no sé cómo fue que sucedió lo que a continuación les cuento. Para mi sorpresa me estaban esperando muchas personas, los infelices creían que era yo su abuelo, que había partido hacía tanto tiempo a Zacatecas, yo no lo sabía, ni ellos tampoco, sabían que esa persona que esperaban era ciega a causa de un accidente y para coincidencia a mí me pasó lo mismo, me dijeron el nombre: Rubén Contreras, y enseguida recordé a ese tipo, lo habían encontrado muerto hacía varios meses y sin nadie que lo reclamara fue a parar a la fosa común, lo conocí hace tiempo, en el trabajo, ambos sufrimos el accidente por su culpa y los dos quedamos ciegos, la empresa nos indemnizó y mensualmente nos daba una bicoca, él me dijo que todo mejoraría para ambos que tenía una familia en Quérétaro pero nunca imaginé que el tren tuvo un retraso, me quedé dormido, bajé por accidente en ese lugar y que ya lo estaban esperando. Fue una gran concidencia pero me benefició de tal mod que hasta ahora no me puedo quejar.

Ahora compro boletos de lotería con mi pensión, es para lo único que me alcanza, no tengo preocupaciones, no tenía familiares y ahora los tengo. Hay unos niños pequeños que quieren que les haga caballito, pero me limito a subirlos a mis piernas flacas hasta que los huesos les calan y me piden que los baje, es divertido.

Antes de morir creo que les confesaré la verdad, pero mientras tanto disfrutaré hasta donde sea posible.

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