domingo, mayo 20, 2007
Carmenchú
CArmenchú, envuelta bajo esa gabardina, se empezaba a desnudar, yo me aproximaba a ella, sentía su respiración y su ligera voz que me decía que no parara, su hermana en el asiento de enfrente, embobada con su novio, no nos prestaban atención y nunca volteaban, así transcurrieron varios días y algunas semanas enteras, nadie lo imaginaba, ella era feliz y yo, por supuesto que lo era también.
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